El día después me señalaban,
me sonreían, mientras nos cruzábamos,
camino del Gondogoro.
En la noche, la hoguera.
Los Hombres; los cantos.
El tambor y las palmas.
Cantos de amores, de amistad.
Cantos primitivos,
desde el fondo del alma. ¡Tan humanos!
La fuerza, la virilidad.
Potencia que arrastra,
que me lleva al centro, al corro:
Al torbellino.
A bailar.
Con los otros Hombres.
Abriendo caminos
Hace 9 años