sábado, 7 de febrero de 2009

BÁRBAROS Y HURÍES

Llega el jeque, arrasando, cimitarra en mano.
A la cabeza de su hueste, la ciudad conquista.
Sangre, fuego, sudor.

Toma posesión. Del oro y los palacios;
de las riquezas, sedas y brocados. Del harén.

Allí una hurí le espera; temerosa, expectante.
La primera vez, la toma con violencia.
Ella sabe dejarse llevar, como junco se inclina.
La segunda, las puertas del paraíso le abre.
Una más, y le enseña que no es menos hombre,
si disfruta del placer prohibido.
De las mil sensaciones y recovecos de ambos cuerpos.

Por la civilización seducido, decadente ya,
acepta el contacto del joven,
del esclavo fuerte que con sus brazos le rodea.


Mientras tanto, por el horizonte se atisba.
Ya llega un nuevo bárbaro.

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